- December 20, 2021
- Posted by: amchambaq
- Category: News
Cuando el mundo empezaba a adaptarse a la normalidad pandémica, mientras los confinamientos cedían y llegaban las vacunas, la ansiada recuperación económica se ha visto amenazada por una histórica crisis de precios de la energía y cuellos de botella en múltiples sectores que amaga con trasladarse al 2022.
La energía mueve el mundo y cuando la economía empezó a despertar del letargo del coronavirus, la alta demanda, especialmente en Asia, empezó a disparar los precios del gas y la electricidad, pero también del petróleo y el carbón.
Sumado a un mal año meteorológico para la generación renovable, a las tensiones geopolíticas con Rusia como protagonista, a la caída de las inversiones en el sector energético durante la parálisis vírica y al alza del precio por tonelada de CO2 emitida en la Unión Europea, el mundo, y la UE en particular, asiste a una crisis energética que no se conocía desde los años setenta.
”Estos dos asuntos son extremadamente importantes porque ambos están creando presión inflacionista”, explica el analista del centro de pensamiento Bruegel Simone Tagliapietra.
Ese desajuste se ha trasladado a los precios, incrementando el coste de la vida en la UE a cerca del 5 % interanual al cierre de 2021, un máximo desde que existen registros.
El director de la Agencia europea de Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER), Christian Zinglersen, trasladó en diciembre a los ministros de Energía de los países de la UE que no espera que los precios energéticos bajen significativamente al menos hasta abril.
Tagliapietra augura que, a corto plazo, los gobiernos tendrán que destinar más recursos a “blindar a los consumidores vulnerables”, lo que pesará en la fiscalidad mientras que a largo plazo la solución pasa por desplegar “más renovables para estar más protegidos” de estas y futuras oscilaciones.
Pero pese a la carestía energética, que previsiblemente se agravaría con un invierno frío, la Comisión Europea augura que el PIB de la UE avanzará un 5 % en 2021, para seguir creciendo con fuerza en 2022 (4,3 %) y algo menos en 2023 (2,5 %).
”Sin embargo, este buen ritmo de crecimiento afronta nuevas dificultades. Los cuellos de botella y las perturbaciones en la oferta mundial lastran la actividad en la UE, sobre todo en el sumamente integrado sector manufacturero”, avisaba la Comisión en sus previsiones económicas de otoño, publicadas el pasado noviembre.
Tomado de: EL ESPECTADOR